Por Paula Portas y Micaela Zalazar, 4° "M".
Cuenta
la leyenda que si los dioses se enamoran de algún mortal, lamentablemente, el
fruto de ese amor causaría destrucción, pero no todas las leyendas son ciertas…
Sin
duda Bellamy estaba nervioso, al igual que su amigo Tirri. Era un honor ser el
líder de la única Tribu que quedaba en el Sur. El lugar era amplio, con un
bosque que los ocultaba y, no muy lejos de su ubicación, había un río de aguas
blancas. Bellamy tenía un altísimo rango que le daba privilegios, pero no era
excluido de participar en el Gran Sorteo. Este consistía en la elección de un
muchacho para un sacrificio en las orillas del río a manos de la diosa de la
energía, Dorothea. Esta lo mataba y, a cambio, le daba a la Tribu protección y
una pequeña cantidad de fuego para que no mueran de frío. El Sorteo se
realizaba sin falta una vez cada 20 años.
La
Tribu se había reunido alrededor de las cenizas del úlitmo fuego y esperaban
ansiosos.
-¿Y si soy el elegido?- preguntó Tirri a su
amigo con un toque de miedo. En sus ojos (azules como el agua) se notaba la
súplica.
-Tirri, no dejaría que algo así pasara.
-Son tres personas las que votan y solo tienes
un voto.
-Tranquilo- dijo Bellamy, poniendo una mano
sobre el hombre de su amigo. Él también estaba asustado.
En
ese momento, los tres hombres encargados del Sorteo tenían que reunirse. Eran
dos intengrantes menores de la Tribu y Bellamy. Tras un largo debate, el líder
anunció al seleccionado.
-Intregrantes de la Tribu: este año ha sido
elegido para el sacrificio mi amigo Tirri- todos miraron a este último- Sin
embargo, le hice una promesa, así que iré yo en su lugar y él será el nuevo
líder.
Tirri
no lo podía creer: su amigo había dado la vida por él.
-¿Qué fue lo que pasó?¿Por qué lo hiciste?-
preguntó Tirri muy sorprendido. Era algo común de él sorprenderse por todo.
-Te dije que no te pasaría nada y así fue. Ahora
serás el nuevo líder. Deberías estar contento- dijo Bellamy, feliz por su amigo-
Tenemos que irnos ahora si queremos llegar allí para el anochecer.
-¿Nosotros dos?
-Claro. Siempre van el elegido y el líder.
Vamos, el camino es largo, pero no peligroso- Tenía razón. El camino era todo
de tierra de Sur a Norte. Tenían que ir por allí hasta llegar al río.
Se
prepararon rápidamente y partieron. Tirri estaba muy pensativo y no deseaba
hablar con su amigo, pero su deseo no se hizo realidad.
-¿Por qué tan callado?- pregunto Bellamy.
-Solo pensaba en la diosa, en su aspecto y eso.
-Seguramente es muy hermosa o eso pienso yo,
aunque también es un poco cruel esto ¿no te parece? Sacrificar a alguien para
darnos protección. Los dioses deberían cuidarnos si más.
-Pero eso no sería justo…- replicó Tirri-
Siempre hay que dar algo a cambio. Así son los dioses.
-Es algo muy horrible, pero veo lo positivo:
cuidan a nuestra Tribu.
-En eso llevas razón, no te lo voy a negar. Lo
que no entiendo es qué obtienen ellos con todo esto.
- Yo tampoco, pero debe ser asunto de los
dioses- concluyó Bellamy.
Ambos
pasaron el resto del camino en silencio: ninguno quería seguir hablando.
Ya
casi anochecía, cuando encontraron el hermoso río, que emanaba pequeñas llamas
celestiales: habían llegado. En el medio de las aguas, se encontraba una chica,
con un cabello amarillo y preciosos ojos negros. Era evidente que los estaba
esperando.
-Saludos jóvenes. Soy Dorothea, diosa de la
energía. Debemos proceder con el sacrificio. Me imagino que habrás sido tú el
elegido- dijo señalando a Tirri.
- En realidad- dijo Bellamy, un poco tímido- yo
soy el elegido. Cambié de lugar con mi amigo, por su protección. Ahora es el
nuevo líder.
- ¿Un cambio de lugar? Eso nunca había sucedido.
Tienes un corazón puro y tu alma es bondad, dignas cualidades de un dios- dijo
la diosa sonriendo.
-¿Entonces?- dijo Bellamy sorprendido. No podía
dejar de ver a Dorothea. Era luz pura.
-Esto es lo que haré: te llevaré conmigo. A tu
líder le entregaré una pequeña porción de mi poder para la protección y el
fuego. También le entregaré esto- dijo y apareció una pequeña caja de madera-
Son especias. Se usan para contactar a los dioses. Hay que usarlas solamente en
casos de emergencias. Tienen un minuto para despedirse.
Ambos
asintieron y se alejaron un poco de la diosa.
-Gracias por todo, amigo mio. No te voy a
defraudar- dijo Tirri.
- Al menos creo que sobreviviré, eso es bueno.
Intentaré cuidarlos si puedo.
Se
abrazaron y Tirri dejó ir a su amigo.
Bellamy
no entendía mucho la situación. La diosa lo quería.
-¿Listo para partir?- dijo Dorothea dulcemente.
-Por supuesto.
-Tú- dijo la diosa señalaba a Tirri- mi poder
durará poco, solo unos 10 años. Deberá realizar otro Sorteo en ese tiempo.
Él
quiso agradecer por lo que le había dado, pero ella se fue, junto con Bellamy.
Acto seguido, Tirri volvió por donde había venido, dejando atrás a un líder
maravilloso…
9
años después…
Ya
casi se cumplía el pazo que había dado la diosa. Estaban pasando una mala
época. El frío mató a cientos y la Tribu se redujo muchísimo. En cuanto al
fuego, no quedaba nada y no había utilizado todavía las especias: Tirri pensó
que había llegado el momento, Se alejó de la Tribu y se dirigió al bosque.
Había mucho olor a quemado. Miró los árboles y vio que dos estaban en llamas.
Al lado de ellos, había una niña de pelo rojo, de no más de 8 años y estaba
sonriendo. Le resultaba familiar. Se acercó rápidamente a ella para alejarla
del fuego, pero algo le dijo que no corría peligro.
¿Qué estás haciendo?- preguntó Tirri- No pueden
estar aquí sola. Ven con la Tribu. Soy Tirri, el líder.
-Te estaba buscando- dijo con una voz de ángel.
Tengo una carta para ti. Mi padre la envía- Le tendió la carta a Tirri.
Toda
la situación era increíble. La niña lo miraba con ojos curiosos: eran negros
como la noche. Su cabello ondeaba con el viento. Tirri no tuvo más remedio que
abrir la carta y leerla.
“Querido amigo:
Perdón
por no haber escrito antes. Quería decirte que estoy bien y feliz: me casé.
Dorothea es mi esposa y tuvimos una hermosa hija, que ya habrás conocido. Tessy
tiene un poder que puede salvar a lo que queda de la Tribu. Sé que están
pasando un momento muy difícil. Ella los puede ayudar, déjala que lo haga.
Consideralo un regalo de los dioses. Espero que sigan bien y que su llegada
provea lo está faltando.
Bellamy.”
Tirri
estaba aliviado, pues su amigo estaba bien y a salvo, Era todo lo que había
deseado des hace tiempo.
-Soy Tessy, diosa del fuego…bueno, semidiosa-
dijo soltando una risita- Quiero ayudarlos y protegerlos. Se acercan tiempos
difíciles.
“Es igual a su padre, siempre queriendo ayudar”,
pensó Tirri.
-Bien, vamos con la Tribu- le tomó la mano a la
pequeña. Tenía una calidez que no era humana. De repente, dejó de tener frío.
Fin