Por Ian Sucholicki y Santiago Mego, 4° "M".
Se la conocía por varios nombras: Hunab-Ku,
Itzanma, Ixchel e Ixtab. Todos de diferentes mitologías e ideologías, pero
todos aquellos nombres se referían al mismo lugar…La jungla del Chaac.
La jungla del Chaac estaba oculta por una cadena
de montañas las cuales no tenían fin. El propósito de dichas montañas era
evitar que los nos deseados consiguieran adentrarse en el corazón de la jungla,
pues ahí se encontraba Tohil, dios del fuego y el sacrificio. Se decía que
Tohil le entregaría un poder inigualable al primer guerrero que sea capaz de
llegar hasta su tumba donde yacía su espíritu, suprimido por un sello que un
antiguo sacerdote castrense creó, y consiguiera liberarlo de su profundo sueño.
En Tirri, una tribu que nadie sabe su ubicación,
estaba haciendo los preparativos para poder elegir al guerrero más apto para
emprender un viaje a Hunab-Ku (así la llamaban según su ideología). Entre los
guerreros que competían por dicho puesto, se encontraba Mazatsin. Era el hijo
único del jefe de la tribu, El jefe de la tribu se encontraba en su trono de
oro puro, rodeado de sirvientes y doncellas hermosas. Se llamaba Kotal Khan.
Usaba un tocado de plumas envuelto en jade (dicho tocado simboliza el poder del
jefe de la tribu). Kotal Khan era de cuerpo robusto y tenía heridas de guerra
sobre él, las cuales se identificaban como “historial de batallas pasadas”.
Además, usaba una túnica hecha con escamas de salamandra, un reptil que
soportaba las altas temperaturas del desierto. La zona de guerra, es decir,
donde iban a competir los guerreros, estaba envuelta en peldaños en los cuales
se sentaban las personas para observar.
Mazatsin tenía el pelo de color ronze, su piel
era de tonalidad opaca y tenía una contextura física digna de un guerrero. Se lo
conocía por su gran habilidad con los b ´ aj (armas hechas con piedra u obsidiana pulida).
Los guerreros se veían obligados a combatir a
muerte entre sí. La competencia fue dura, pero al final, solo Mazatsin
sobrevivió. Durante el cierre de la competencia, el jede de la tribu se acercó
a él y le dijo:
- -Felicidades, hijo mío, actuaste acorde
a mis expectativas y por eso te recompensaré con el puesto de “Nacom”. Sé que
no nos defraudarás, joven guerrero.
- -(Agradecido) Muchas gracias padre.
Encontraré ese inigualable poder y lo usaré para defender a nuestra tribu.
Mazatsin tenía que ir a Chaac como nacom, es
decir, guerrero de más alto mando y sacerdote castrense. Así es, la persona que
en primer lugar había encerrado a Tohil era también un nacom como él.
Mazatsin atravesó junglas, combatió las peores
bestias, enfrentó los peligros que abarcaban el mar, guiándose nada más con las
estrellas y el compás de las olas. A medida que avanzaba hacia su destino, más
imposible se veía su objetivo…
Luego de tres lunas llenas, Mazatsin ya había
arribado a su destino. Las montañas que ocultaban el Chaac estaban ante él. A
diferencia de las otras montañas, estas se podían destacar por su particular
forma de estaca rota, en las historias, dichas estacas representaban la caída de
Tohil. Las primeras palabras que dijo en tres lunas llenas fueron:
- - Tohil, espérame…
Las primeras montañas las superó usando sus b ´
aj, usándolas para escalar. Sin embargo, durante su alpinismo se
rompieron sus b ´ aj, por lo que decidió escalar
a mano. Las adversidades que tuvo que enfrentar no se las contará a nadie, pues
hay secretos que si los contara, lo tomarían por loco. Al llegar a la cumbre de
la montaña, gritó con ímpetu:
- -¡Ka mate! ¡Ka mate! ¡Ka ora! ¡Ka
ora! Tenei te tangata puhuruhuru.
Entonces Mazatsin bajó de la montaña para buscar
el templo donde Tohil estaba sellado. Después de unas horas dentro de la espesa
jungla, finalmente, encontró el templo donde el dios se encontraba.
Mazatsin se adentró al templo en busca del
maravilloso poder que Tohil le otorgaría al liberarlo. Después de buscar en
varios lugares del templo, Mazatsin se encontró con la tumba donde el grandioso
dios yacía. El guerrero, lleno de valor, abrió la tumba. Luego, detrás de una
neblina, apareció el dios y dijo:
- -Ya era hora de que alguien sea capaz
de liberarme ¿quién fue?
- -He sido yo el que te ha liberado-
dijo Mazatsin.
- - Quiero que te presentes ante mí.
- -Yo soy Mazatsin, un nacom de la
tribu. Te liberé para que me otorgues tus maravillosos poderes para llevarlos a
mi tribu.
- -Ya veo. Parece que vas a ser capaz
de lograr manejar mi maravilloso poder- dijo Tohil con orgullo.
- -¿Cuál sería ese poder?- preguntó
curioso Mazatsin.
- - El poder del fuego, con el que tu
tribu y tú serán capaces de hacer armamentos y cocinar alimentos.
- -Ansío su enseñanza, Tohil.
- -Es muy simple. Solo tienes que
conseguir dos piedras y golpearlas entre sí cerca de una madera.
Mazatsin buscó dos piedras y probó hacer lo que
le dijo Tohil. Luego de varios intentos, logró hacer una fogata y quedó
agradecido con el dios.
FIN