viernes, 25 de mayo de 2018

La leyenda del monte Yamakaji

Por Tomás Barrigón, 1° "B"

      Hace más de quinientos años en un pueblo ubicado en la región de Amesthris, un joven amante del arco y flecha se inscribió en una competencia para poder demostrar sus habilidades.
      Este chico fue al bosque para comenzar su entrenamiento. Comenzó a lanzar flechas contra unas dianas que había colocado y eso hizo hasta que vio acercarse a una chica a pocos metros del lugar donde él estaba. La chica sostenía en una mano una canasta de pétalos de sakura y en la otra sostenía una flecha. La chica se acercó y le dijo al joven:
- Andaba recolectando unos bellos pétalos cuando de repente una flecha cayó al lado mío ¿ es tuya?- preguntó con una voz suave.
-Sí, es mía.- Respondió el joven arquero- Lo lamento tanto, tendré más cuidado a partir de ahora.
-No hay problema. Si quieres te puedo ayudar a mejorar tus habilidades con el arco. Por cierto, me llamo Yumiko.
-Te lo agradecería mucho ya que en poco tiempo es la competencia de arco y flecha- dijo el joven, que inmediatamente se inclinó como muestra de su gratitud.
      Yumiko agarró un arco de su mochila y lanzó tres flechas al cielo. Cinco segundos después cayeron y cada una de ellas quedó incrustada en el centro de tres dianas diferentes. Así le demostró al joven que su entrenamiento estaba en buenas manos.
      Durante algunas semanas, el chico se levantó temprano y se dirigió al bosque, donde lo esperaba Yumiko para enseñarle algo nuevo. Los temas podían ir desde la importancia del viento o la manera de agarrar la empuñadura hasta cuan tensa debía estar la cuerda dependiendo el peso de la flecha.
      Al llegar el día de la competencia, el joven se dirigió a la sala de espera donde debía contener sus ganas de ganar hasta que fuese su turno.
      Fue derrotando uno por uno a sus contrincantes hasta que llegó a la final. Necesitaba darle al centro de la diana para lograr ganar. La tensión era máxima. Lanzó la flecha y notó que iba a fallar, cuando sintió una ráfaga de viento proveniente del este, que cambió el recorrido de la flecha haciendo que esta dé en el blanco y gane la competencia.
      El hombre que organizó la competencia le preguntó de dónde había logrado obtener tales habilidades.
-Mis habilidades las he conseguido gracias a mi entrenadora, Yumiko, que me estuvo entrenando en las últimas semanas.- contestó el joven.
-¡Ja!- exclamó el hombre- Eso es imposible ya que Yumiko desapareció hace doscientos en el monte Yamakaji.
-¡Lo que digo es verdad!- gritó el joven- Dígame cómo y se lo demostraré.
-La leyenda cuenta que en este pueblo existía una arquera que lo defendió hasta su último aliento. Su nombre era Yumiko y tenía el poder de manipular el viento con el cual podía controlar sus flechas. Un día de invierno llegó al pueblo un grupo de vándalos que comenzó a destruir las viviendas de los hombres y mujeres que vivían allí, en busca de cualquiera cosa de gran valor. Yumiko subió hasta la cima del monte Yamakaji y lanzó una flecha al cielo con la esperanza de poder hacer que gire tan rápido para crear un tornado que se lleve del pueblo a los vándalos. Yumiko intentó utilizar sus habilidades de controlar el viento pero nada ocurrió, por lo que la flecha cayó sobre ella acabando con su vida. Los supervivientes fueron al monte Yamakaji pero solo encontraron una flecha incrustada en la cima del monte. Se dice que un día un joven héroe subirá el monte y creará un tornado que traería de vuelta a Yumiko.
      El chico se dirigió hacia el monte Yamakaji con su arco y al estar en la cima lanzó una flecha al cielo, la cual comenzó a arder en llamas creando un tornado de fuego el cual iluminó a todo el pueblo. El fuerte viento hizo que miles de pétalos de sakura volaran por todas partes mientras que el tornado iba desapareciendo.
      La cenizas de los pétalos incendiados por el fuego formaron la silueta de una mujer la cual sostenía un arco. El joven lo tomó y las cenizas volaron. Así, él se convirtió en el protector del pueblo, el cual vivió en paz y en donde cada dos años se empezó a hacer la celebración en memoria de Yumiko, colocando su arco sobre la cima del monte con la esperanza que de algún día Yumiko regrese.
FIN