lunes, 9 de julio de 2018

La leyenda del secreto marítimo

Por Nicolás Vilches, 1° "A".

      Hace mucho tiempo, en la antigua época de los piratas, existía un despiadado y temible guerrero que despejaba barcos con tan solo blandir su espada. Su nombre era Capitán Cicatrizado.
      Su nombre se debía a las incontables cicatrices que portaba en su viejo pero aún fuerte cuerpo de lobo de mar y era conocido por ser no sólo el pirata más buscado en todos los siete mares, sino por poseer un gran secreto en su camarote que absolutamente nadie conocía ni siquiera sus hombres de más confianza.
      Cada vez que alguien le preguntaba qué escondía ahí, él respondía: "menos charla y más trabajo si quieres no terminar boca abajo y dándole un beso a los tiburones".
      La curiosidad estaba matando a uno de los tripulantes del barco, así que esperó a que el sol cayera y el día se tiñese de negro junto con la brillante luna, para escabullirse en el camarote del capitán.
      Finalmente logró entrar; no encontró nada más que mapas, pólvora y vendas, pero de pronto algo captó su atención: era un pequeño cofre.
      Este lo abrió y no encontró nada en su interior pero notó que el cofre, a pesar de su pequeño tamaño, era muy profundo así que metió la cabeza dentro de él para que ver que se ocultaba allí. Fue entonces que el marinero se tropezó cayendo dentro del cofre, y se precipitó hacia una larga caída que apenas fue amortiguada por una pila de algas que se encontraban allí.
      "Qué es este lugar?" pensó el marinero mientras inspeccionaba su alrededor para encontrarse con algo que lo dejó si aliento: una figura traslúcida que susurraba el verdadero nombre del Capitán Cicatrizado..."Thomas, Thomas..." balbuceaba con tristeza la extraña criatura.
      -¡Así que crees que puedes entrar aquí sin sufrir ningún castigo!- dijo furioso el Capitán, quién tomó su espada y arremetió contra el marinero, quién logró esquivar el golpe del corpulento hombre. El Capitán cayó al suelo y comenzó a decir.
      -Eso que vez es que lo antes fue mi esposa. Era una mujer tan buena...pero murió por mis pecados, había robado un cargamento de té británico y pensaba venderlo en el mercado. Sin embargo, a quienes se lo arrebaté en venganza fueron a mi casa y me arrebataron mi mayor tesoro, mi gran y único amor: mi esposa. Desesperado hablé con una pitonisa quién me dijo que para salvar a mi esposa debía tomar su alma y guardarla en este mismo cofre en el que estamos, y luego debía ponerla en otro cuerpo, daba igual que fuese masculino o femenino, este pasaría a transformarse en mi amada, solo debía conseguir que alguien entrara por su propia voluntad a este lugar , fue por eso que lo mantuve en secreto, solo así podía usar su cuerpo para mis fines.
      Tras decir esto, el Capitán tomó su pistola con lágrimas en sus ojos, disparó hacia el asustado marino, quien murió al instante, dándole así al guerrero la oportunidad de volver a reencontrarse y recuperar a su amada.

FIN